jueves, 16 de septiembre de 2010

G.I. Gurdjieff

G.I. Gurdjieff





“Las posibilidades del ser humano son enormes. Vosotros no podéis siquiera concebir la sombra de lo que el ser humano es capaz de alcanzar. Pero nada puede ser alcanzado en el sueño. En el estado de Conciencia de un humano dormido, sus ilusiones, sus "sueños" se mezclan con la realidad. Él vive en un mundo subjetivo del cual no puede jamás escaparse. Y es por eso que nunca puede hacer uso de todos los poderes que posee y vive únicamente en una pequeña parte de sí mismo.” George Ivanovitch Gurdjieff (1866?-1949)
¿Quién es Gurdjieff? Llamado el místico greco-armenio y apodado el Tigre de Turkestán, este personaje enigmático aparece un día en Europa, salido de ninguna parte, para desvelar una enseñanza esotérica nueva, que sin embargo pertenece a la más antigua Tradición.





Sin ser religioso, su enseñanza reúne a todas las religiones. Simple y científica, su explicación de la psicología humana y de las energías del cuerpo, no pertenece al Esoterismo y sin embargo responde a todas sus preguntas. Y aún cuando Gurdjieff no da la llave de la alquimia sexual para despertar el Kundalini, y omite voluntariamente hablar de la Divinidad, la Gnosis moderna le debe el Conocimiento más profundo y más preciso en relación con el Trabajo sobre sí mismo, la estructura del Macrocosmos, y cómo la mujer y el hombre (el Microcosmos) pueden, gracias a la Ley de las octavas, reconquistar el Macrocosmos transformando las energías inferiores egoicas para cristalizar los cuerpos internos.
Insistiendo en la idea que el ser humano, dormido, tiene la "impresión de hacer", Gurdjieff enseña que en realidad son los aspectos subjetivos de nuestra psicología que actúan mecánicamente a través de nuestros tres cerebros (intelectual, emocional y motor). El Recuerdo de Sí unido a la búsqueda de las Emociones superiores (la mística) es el único medio de ahorrar y de regenerar las Energías sutiles del Cuerpo con el fin de subir, de octava en octava, hacia los Mundos superiores de Conciencia. Es esto lo que se llama el Cuarto Camino.








Digno del Saber que Pitágoras encontró en el antiguo Egipto, Gurdjieff recibe, él mismo, estas llaves en los Monasterios milenarios de Oriente y de Medio Oriente, en donde él guarda el sitio secreto. Transmitido de Maestro a discípulo desde la noche de los tiempos, este Saber le permite a Gurdjieff despertar hasta el 70 % de Conciencia y crear sus Cuerpos internos.
Abre numerosas escuelas en Europa, luego en Nueva York, y tiene numerosos discípulos (nótese a Ouspensky y a Maurice Nicoll). Escribe dos libros, generalmente mal comprendidos, mismo en nuestros días, y en respuesta a un accidente de auto donde corre peligro de perder la vida, decide no publicar el tercero, revelador. Y sin embargo, lo poco que nos han informado sus discípulos en sus escritos es grandioso. Habrá que esperar a Samael Aun Weor para desvelar la Gnosis en forma completa, en la cual el "fragmento de una enseñanza desconocida" relatado por Gurdjieff tiene un sitio primordial e irremplazable.

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